Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





miércoles, 3 de agosto de 2011

Gacel Sayah

En Tuareg, Gacel Sayah vaga por el desierto, fugitivo, después de vengar la muerte, a manos del ejército argelino, de un huésped que no conocía y que había llegado a su casa por accidente. Como es un inmouchar (un targuí noble) y es reputado en el Sahara como "El Cazador", conoce el desierto como nadie y lo recorre, como una sombra invisible, montado en su mehari blanco. Llega incluso a enterrarse en la arena para pasar desapercibido. Además es el único capaz de recorrer el gran erg de Tidikem, una porción del desierto donde desaparece la arena suave de las dunas, dando lugar a farallones filosos y salinas que se rompen al contacto del pie, envolviendo al incauto en una melcocha verde que lo abraza y lo momifica.

Fiel a la costumbre Beréber, Gacel Sayah vive solo. Hay un proverbio de alguna de las tribus del norte de Africa que expresa muy bien esta condición transmitida genéticamente desde el agricultor que les dio origen, hace milenios, en algún lugar del Egeo "Los beréberes viven solos como hombres cabales, y los árabes, los unos con los otros, a causa del miedo, como las ovejas".

En las noches del desierto, envuelto en su turbante azul, el targuí se vuelve completamente invisible. Desde una pequeña elevación, observa las dunas que se repiten muchas veces hasta parecerse al infinito. En la ausencia de pasatiempos y compañía a veces habla solo y tiene la sensación de estar diciendo la verdad.

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