Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





domingo, 17 de abril de 2011

Lady

Lady me dijo que se había soñado conmigo. Que estábamos solos y tranquilos en un lugar y me había dado un beso. Me reí y con la poca sangre que le queda se le pusieron rojos los cachetes. Yo sabía que no estaba nerviosa porque a ella se le nota la confianza, la fe en que algún día podrá recobrar la belleza y el orden interior. Así se comporta, como una mujer bonita que sufre una simple tragedia temporal; como si caminando derecha y sonriendo de vez en cuando pudiera reversar el daño irreparable que tiene adentro.

Cuando paso por la recepción la veo con esa diadema rellena de cables, todo el día, toda la vida, respondiendo con un desgano noble: Cooperativa de Hospitales; ya se lo comunico.
Cuando me ve saca una sonrisa del infierno y me saluda. Yo sé que es bonita, no importa que los otros digan que está muy flaca. Ella es así, como una casa que solo se ve bonita en ruinas.

En los dos meses que llevo en la empresa la han incapacitado cuatro veces. Cuando llego a las 7:15 y veo que no está me imagino que se está muriendo en un hospital; que los riñones se le diluyeron del todo o que el corazón y el cerebro no aguantaron más hambre.

Yo sé que ella está viva de milagro. Una vez pasé y estaba llorando. Saqué una chocolatina de la máquina que hay en el segundo piso y se la entregué diciéndole que no estuviera triste. Soné como un tonto pero ella vio en mi mirada que el milagro que nos mantenía vivos era parecido y que quisiera compartir un pollo con ella, el fin de semana.

lunes, 4 de abril de 2011

El otrotiempo

A veces mi abuela habla de una especie de pasado lejano e inconexo que parece haber formado, en algún momento, una república independiente del tiempo. Es una época llena de personajes a los que ya se les extinguió la vida o la juventud, que antes eran protagonistas y que ahora miran a los protagonistas desde los postigos, se inquietan ante el nuevo mundo, les molesta la excentricidad de sus intérpretes, se sorprenden o se aburren.

Para referirse a ese momento, y no al pasado en general, ella dice el otrotiempo; un claro en la selva negra de los años donde vivían personajes que nos llevan tres muertes de diferencia.

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El sábado por la noche, mi abuela estaba parada en un rincón del corredor hablando con Alvaro y Manuel, mis dos tíos que se aproximan a los sesenta. Manuel habla agachando la cabeza, enfatizando los ojos rojos. Discutían una reparación de la casa, la demolición de un pequeño muro en la cocina. Los vi viejos, superiores; personajes de un otrotiempo futuro.