Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





miércoles, 20 de julio de 2011

Día de la independencia

Hoy me desperté y prendí el calentador. Me puse unos zapatos y di dos o tres vueltas alrededor de la casa. Hace muchos días no pasaba por el lado de afuera del comedor. La pintura roja se está descascarando y hay un esqueleto de pájaro que seguramente han devorado, a lo largo de los días, los gatos callejeros, los perros y las chuchas. Una de las vigas se está pudriendo. La parte que sobresale del alero está cubierta de musgo y hongos blancos. Con la llegada del verano las flores han mejorado su aspecto. La tapa del contador de agua puede durar muchos años todavía.

Decidí no ir al paseo de la empresa. Me llamaron y colgué. Mi hermana estaba en la sala leyendo algo en el computador, algo sobre siquiatría o sobre partos. A veces pienso que pueden entrar a robarnos. El año pasado entraron a la casa de Doña Dolly y la amarraron toda la noche. A Adela también, y les taparon la boca. Yo tengo un machete y un cuchillo. El machete lo compré cuando mi hermana todavía vivía en Bogotá, un domingo que salí a dar vueltas por ahí. El cuchillo es muy largo y el mango tiene vetas habanas y blancas.

Salimos a almorzar. Nos sentamos al lado de una bomba de Terpel, cerca de la glorieta del aeropuerto. Una carpa roja nos daba sombra y al lado una familia completa ordenaba mondongo, chuleta de pollo o fríjoles con carne molida. Catalina, una señora muy bonita, le decía a la hija de 3 o 4 años que ya tenía que dejar de comer nuggets de pollo y alimentarse de verdad. Los abuelos asentían y a los tíos no les importaba.

A mi hermana y a mi no nos gustó mucho el restaurante. Nos montamos en la camioneta y abrimos las ventanas. Mi hermana dijo que se sentía segura porque el carro tenía llantas nuevas. Escuchamos un ruido en el aire y paramos al lado de la carretera. Pasaron unos aviones pequeños y muy rápidos. Adentro iban pilotos de la fuerza aérea, muy jóvenes y agarrados del timón. Eran aviones verde oliva haciendo piruetas. Algunos daban vueltas alrededor de un avión más grande. Mi hermana les voleó la mano y los dos nos quedamos mirando hacia el cielo hasta que se perdieron entre las nubes.

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