Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿Dónde estamos?


Para invocar un demonio necesitas saber qué nombre tiene

7.

Compartir el aire de un piso completo, reciclar el dióxido que exhalan las asistentes y los contadores, hace que me sienta en tal medida parte de la humanidad que cierro los ojos y me imagino flotando en una piscina pública, rodeado de los pechos peludos de los demás hombres trabajadores y de las nalgas flácidas -que rozo al pasar- de las que, como yo, cotizan al sistema de seguridad social y que constituimos, una a una, uno a uno, la fuerza laboral, el grueso de las estadísticas.

Y ahí me siento a salvo. Protegido por un ejército de ítems. Parte insignificante de una medición. Abrigado por el consuelo de ser igual a muchos. Dueño de una vida que se va alejando del principio inconscientemente, despacio, suave. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Oiga, no deje de escribir durante tanto tiempo, me hacía falta leerlo :)

Anónimo dijo...

Debe ser que uno se parece a un precipicio. Pero no lo es.

Anónimo dijo...

Cuente de cuando visita al precipicio. In small daily doses.

Anónimo dijo...

Usted se está repitiendo.