Para invocar un demonio necesitas saber qué nombre tiene
7.
Compartir el aire de un piso completo, reciclar el dióxido que exhalan las asistentes y los contadores, hace que me sienta en tal medida parte de la humanidad que cierro los ojos y me imagino flotando en una piscina pública, rodeado de los pechos peludos de los demás hombres trabajadores y de las nalgas flácidas -que rozo al pasar- de las que, como yo, cotizan al sistema de seguridad social y que constituimos, una a una, uno a uno, la fuerza laboral, el grueso de las estadísticas.
Y ahí me siento a salvo. Protegido por un ejército de ítems. Parte insignificante de una medición. Abrigado por el consuelo de ser igual a muchos. Dueño de una vida que se va alejando del principio inconscientemente, despacio, suave.
4 comentarios:
Oiga, no deje de escribir durante tanto tiempo, me hacía falta leerlo :)
Debe ser que uno se parece a un precipicio. Pero no lo es.
Cuente de cuando visita al precipicio. In small daily doses.
Usted se está repitiendo.
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