Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





jueves, 4 de febrero de 2010

Un tres pa tres y los primos de dios


Éramos 6 y después de contarnos decidimos que, por lo menos para entrenar, lo mejor era un 3 pa 3. Primero el pico-monto y después El Muñeco por allá en el fondo estirando pa que no le dieran calambres.

Era un equipito más bien malo.

Ya está dicho que a donde vaya, se me pegan como la miel enjambres de raros. Raros... ¿? Bueno, raros somos todos. Pero es que Beto tenía gallinazos en la casa y un pipí grandísimo que tenía que desenfundar con una maña especial. En las jugadas de laboratorio era evidente un cierto grado de autismo. Había un man que a veces dejábamos jugar. Jugaba con el uniforme completo del América y hay que ver que si uno no es negro o por lo menos futbolista profesional, el uniforme del América, rojo y satinado, le queda como un babydoll. Jugaba con un entusiasmo único, las corría todas y lloraba cuando perdíamos, o sea siempre.

Yo no sabía (ni sé) cabecear con los ojos abiertos. Siempre que cabeceaba cerraba los ojos y la gente que iba a ver los partidos se moría de la risa. Abrí los ojos! , Abrilos! Me gritaba un DT que teníamos. Había sufrido una lesión irreversible en la rodilla y a sus 15 años parecía un veterano gritando desde el banquillo con pito y gorra vieja. Ese era Daniel.

Un gordito tapaba y Lukas tenía una zurda potente.

Eran equipitos de 5 titulares y máximo 3 suplentes. Nunca escogimos un nombre. Nos sonaban demasiado pretenciosos (Destroyers) ó demasiado tiernos (Los primos de dios). Estos últimos eran unos cracks. Eran cristianos. A mí, personalmente, me daba pena darles pata. Eran muy decentes. Blanquitos todos. Como blanditos. Nos metieron 9-1... 9-1! Al fin y al cabo ser primo de dios debe tener sus ventajas.

En diciembre me encontré con Daniel, Beto, Lukas y con el gordito que tapaba. Conmigo conformaban el quinteto titular. Éramos malos. Un poco raros. Unos cristianos nos metieron 9-1. Ahí estaban de nuevo... Han pasado 10 años. De los cuatro, dos son ingenieros. Uno mensajero. Y yo... Que me gradúo de abogado en 15 días. Y entonces pensé en C. Bukowski cuando dijo que es increíble todo lo que tiene que hacer un hombre sólo para poder comer, dormir y vestirse.

Ser abogado... Eso tal vez.

10 comentarios:

juankvillegas dijo...

Me encantó...

PABLO CUARTAS dijo...

Juanito,

Por lo visto pertenecés a esa especie no en vías de extinción, sino extinguida, que sin embargo fue común en Colombia: la de los abogados que escriben muy bien.
Excelente entrada.

Anónimo dijo...

¿dónde termina la ficción y dónde empieza la realidad? Porque no me creo eso de que te diera pena darle pata a los blanditos...

Jorge dijo...

Juank, Pablo y Anónimo, gracias por los comentarios.

Pena sí me daba, mucha... Aunque la excusa no es suficiente para haber perdido 9-1.

Anónimo dijo...

El mejor!! Así fueran los peores son mi equipo preferido!! Me acordé de muñeco y me dió muchaaa risa. Me encantó este!!

Jorge dijo...

Es que no hay nada más gratificante que ser hincha de un equipo malo. Yo no le veo la gracia a ser hincha de uno de esos equipos invencibles a los que no les caben más estrellas en el escudo. La gracia de ser hincha es hacer fuerza. Sufrir. Sudar frío. Saber que si el equipo gana, es porque lo favoreció el azar o porque al fin y al cabo, también las causas perdidas tienen su margen de error.

Debe ser por eso mismo que mi mamá sigue siendo hincha mía.

CARAPÁLIDA dijo...

Yo sólo he tenido una experiencia futbolística en mi vida. En el primer partido me desmayé apenas se terminó el primer tiempo y en el segundo me cayó encima una vieja toda cuajada y aterricé en la cabeza...
Eso sí...los partidos de barrio son otra cosa!!! además cómo olvidar a muñeco?

Don Rul dijo...

Ah, qué buen relato. Qué bueno que recuerdes esas cosas porque luego por estar pendientes de tanta estupidez se nos van desdibujando de la memoria esos episodios que pueden parecer triviales pero que al final resultan ser lo más valioso de la vida. Saludos.

Johan Bush Walls dijo...

El relato está medio bien, quedó un poco artificial, el lenguaje coloquial no se sostiene; es decir, no es uniforme.

Pero no me haga caso, tengo la mala costumbre de meterme en textos ajenos.

Salú pue.

Jorge dijo...

Gracias por los comentarios. Quiero decir sobre todo que El Muñeco - para quienes no tienen la fortuna de conocerlo - es un tipo de otro planeta. Es muy feo y era el mejor del equipo. Las mujeres le tenían miedo. Todavía le deben tener. CARAPALIDA tiene razón: ¿Cómo olvidar al Muñeco? ... Cómo olvidarlo!? Yo lo quisiera olvidar, porque es muy feo, pero... ¿Cómo olvidarlo?

Gracias CARAPALIDA, Don rul y Johan Bush Walls por sus comentarios. Es cierto que entre las cosas más invaluables se encuentran aquellos vacíos de la imaginación, aquellas grietas de la memoria, en las que se confunden lo que uno recuerda con lo que se imagina, lo que fue con lo que quiso ser y lo que en definitiva es.

Johan, no es mala costumbre meterse en textos ajenos. Le agradezco mucho la opinión.

Saludos.