El mundo es un eco de otro eco, de otro eco.
No es que La Tierra haya sido redonda siempre… No es que alguien haya descubierto que era redonda y que la humanidad haya vivido hasta entonces en el engaño: La Tierra era un cubo y todos los navegantes que cruzaban el horizonte y rebasaban el borde, caían en el espacio exterior.
Tiempo después se volvió redonda y fue posible viajar entre Europa y América sin correr el riego de caer en el abismo. Cuando Eratóstenes descubrió que nuestro planeta era redondo, hacía tan sólo tres días que había adquirido la forma actual. Todos en aquel entonces se tomaron a sí mismos por idiotas pensando que la Tierra siempre había sido redonda y que a lo largo de milenios nadie se había percatado… Nadie pensó que se había vuelto, de repente, redonda.
Cuando los astros aún eran cubos, la gente tenía el pie plano. Ahora que La Tierra es redonda, todos tenemos una curvatura en la planta del pie que nos permite asirnos con propiedad a la superficie del planeta. Nada de lo que pisamos es realmente plano... Todo cuanto se construye está sujeto a una cierta curvatura. La distancia más corta entre dos puntos es, necesariamente, una línea curva. Una línea recta no puede unir a dos puntos superpuestos sobre una superficie que describe una parábola: necesita tomar la forma de su recorrido.
Así sucede en todo el universo - que también es redondo - y que solía ser infinito hasta hace poco… Recientemente, hace sólo un par de semanas, se encogió… Se encogió unos cuantos milímetros cuadrados o unos cuantos milímetros cúbicos (Ya que no se sabe con certeza en cuantas dimensiones existe el universo que nos contiene).
Basta decir que se encogió un poco.
Suponga que su vida es infinita y de repente le notifican que le han quitado un día. Eso mismo le sucedió al universo… Ahora tiene sus límites y está ahí puestecito sobre una cosa más grande.
2 comentarios:
Excelente...
Y además -y Villoro lo sabe, Dios es redondo.
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