Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





viernes, 26 de julio de 2019

¿Con quiénes estamos?

A veces llego a mi casa y está mi hijo concentrado en un rincón de la sala viendo los animales de un libro, intentando destapar un tarro de plastilina o haciéndole dar vueltas a un reloj de juguete. Tiene casi dos años y nació muy lejos de su tierra natal, en un territorio de paso del que tuvimos que salir corriendo porque se estaba convirtiendo en una especie de nuevo Chernobyl. Intentamos irnos por las buenas pero como decía Aldous Huxley "Cuando el individuo siente, la comunidad se resiente", y entonces nos tocó salir a las malas, con unas pocas cosas en cajas y el compromiso de una amiga conseguida a la carrera de vender el carro y algunos pocos enseres que abandonamos a su suerte para proteger la nuestra.

Lo veo ahí, haciéndole dar vueltas al reloj, y pienso mucho en cosas hondas de las que tengo que emerger rápidamente para ir a comprar la leche, los pañales o para cortarle las uñas, hacerle la sopa o seguirle el juego con una pelota. En lo que más pienso es en cómo va a intepretar su papel, en el grado de confianza, la intensidad o la gracia con la que va a vivir esto tan raro.


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