Al frente de la casa donde vive hay un árbol de mandarinas. Más abajo hay un pastor alemán furioso.
Solo un día entré a su casa. Estábamos tomando en una cantina y no me acuerdo si se nos acabó la plata o las ganas de estar en la cantina. Me dijo que fuéramos que en la casa tenía más aguardiente. Hay una imagen de Santa Lucía, que no tiene razón para estar ahí porque el tío Zabulón tiene una vista perfecta y que yo sepa nunca le ha peligrado un ojo. También hay fotos de muchas mujeres, un equipo de sonido y polvo. Una gran cantidad de polvo.
A veces pienso en él. No porque lo extrañe, lo quiera o lo compadezca. Es más porque me intriga saber si tiene para el aguardiente. Además vive solo. Tiene casi un siglo y vive solo.
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