Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





martes, 12 de octubre de 2010

Vuelo 4641

En el asiento de adelante, que era el 17J, había una señora leyendo un reporte en su computador. Al parecer se trataba de algún tipo de estudio geológico. Hablaba de piedras, de formaciones volcánicas y componentes químicos del aire. La señora era elegante, a mi juicio, pero no en el sentido que lo es una agente inmobiliaria; tenía manchas que no relegaban su elegancia al porte de lapiceros caros.

Esa señora con los nervios en su lugar, tan acostumbrada a viajar, como era evidente, arreglándoselas para estar bien atendida sin necesidad de vestirse bien, fue mi primera impresión del viaje. Era peruana como pude comprobar en la fila de inmigración. La miré bien. Juan Martín tiene razón: es difícil imaginarse a una peruana culiando.

A mi lado iba una pareja de ancianos desnutridos. Para ser aves solo les faltaba piar; ya tenían las garras y la comida procesada entre el pico y la garganta. No eran malos como aves de rapiña, sino amarillos como pájaros enfermos, aquejados por un mal espiritual, con el cuero débil y coloreado por una ictericia uniforme, alcohólicos.

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En el piso 4 de un edificio, vive una colombiana. Es de las que explica bien cómo es el lugar; expone sus diferencias con Colombia, las pequeñas grandezas locales: Aquí la gente no puede ir a rumbiar de bluyín. No los dejan entrar. A veces también he visto que devuelven gordos. No los dejan pasar de la puerta. Aquí son muy estrictos con la rumba.

Expuestas las condiciones de las fiestas en Buenos Aires, decidimos quedarnos en la casa. Nos tomamos 8 litros de cerveza. Luisa se quedó dormida de nuevo sobre el hombro de Juan Martín. Dijimos algo sobre la muerte, no fuimos muy lejos.

14 comentarios:

JuanDavidVelez dijo...

De los aviones a mi me da envidia la gente que tiene maletas de rueditas, también me da envidia la gente que sabe exactamente que tiene que hacer, a mi me toca ir preguntando todo, monto en avion cada 4 años más o menos y eso que para ir a Bogotá (máximo), por eso nunca logro recordar el procedimiento, tal vez debería anotar. Entre otras cosas porque en los aviones el español es un español raro lleno de palabras en desuso, uno "aborda" por ejemplo, en los buses no, en los buses uno "se monta" y "entrega el tiquete". Y en las terminales de transportes no hay counters sino taquillas. (¿Esa mierda si se escribe asi counter? ¿eso si se llama counter?)

Pero tal vez no, tal vez es bobada mia porque igual en los buses intermunicipales que monto cada 2 años (para ir a Cartago, máximo) también tengo que preguntar, pero pregunto tranquilo y sin pena, en un aeropuerto todo me da pena.

Yo creo que entre los parrafos cortos del español que más me gusta decir está "no mirá tengo que dormirme temprano porque es que mi vuelo sale a tal hora".

JuanDavidVelez dijo...

¿Pasabordo cierto? tanto visaje. Y no se encuentra la misma claridad del viaje intermunicipal con su tiquete de unos cuantos centimetros y lleno de información clara y sustanciosa "silla tal o sin puesto fijo de tal ciudad a tal otra y a tal hora", en los aviones el tiquete es una hijueputa hoja hecha al parecer con un papel carbon (papel quimico) de mierda que impide la lectura clara por parte del lector que busca la brevedad en las comunicaciones de itinerarios "que pena hermano pero este tiquete no es claro, o si, tal vez el problema es que es muy claro y no se puede leer". Perdon por mi visaje.

Jorge dijo...

Es que Juan David, yo creo que todo el personal de las aerolíneas es entrenado para cargos diplomáticos. Ahí, atendiéndolo a uno, quedan los que no pasan los preparatorios. A mi me pareció muy raro por ejemplo que me sirvieron el almuerzo pero yo tenía mucha sed, entonces le dije a la azafata que si me pasaba una cerveza por favor. Ella me dijo: espéreme un momento, pero no estaba haciendo nada y tenía la cerveza ahí al ladito. Pasados tres minutos me pasó la cerveza. Tal vez ella pensó: voy a esperar un tiempo prudente para poner a este man en su lugar y que lo piense dos veces antes de volver a pedir algo.

Eso del protocolo que antecede el vuelo ha cambiado mucho Juan David. Uno ya puede hacer esas cosas más tranquilo, me parece a mi pues. Yo no dejo de ponerme nervioso pero como tengo el procedimiento fresquito ya me parece una bobada, vea:

Uno imprime el check-in (otra para el glosario no susceptible de traducción) y eso le ahorra una fila en el aeropuerto. Allá solo hace la fila para pesar las maletas. Después le van diciendo qué hacer. Lo malo es que ellos se aprovechan cuando ven que uno es de esos que viaja cada cuatro años. Así soy yo también, en bus sí es otra cosa muy diferente.

taranto dijo...

Llave:
Sostengo que lo mejor es no salir de la casa... ¡cómo se sufre!
En mi cocina, de una libra de maíz pira de cultivo mediocre, obtengo 4pitadoradas (en menos de mil pesos, y me ahorro el costo y la cola en un cine de centro comercial casposo).
A mi casa llegan domicilios, que traen incluso una aspirina, y no cobran gasolina ni llanta ni uso de embrague.
A la calle hay que salir cuando la neblina espese.
SALUDOS desde estos filos.

Susana dijo...

A mì me encanta montar en avión y, aunque no me sè exactamente el procedimiento, no me da pena ni pereza preguntar nada.

De lo tiquetes que habla Juandavì, que son impresos en papel carbòn, no he tenido en años, porque esos son de los pinchados que compran o mandan a comprar el tiquete en agencias de viajes (creo).

Yo soy pura cliente de aerolìnea de bajo costo, de esas en que el mismo man de la taquilla es el man que le hace a uno el rayòn en el tiquete cuando uno està en la sala de espera y es el mismo que le entrega a uno el hit en cajita ya dentro del avión.

Siempre he pensado que ese momento en el que pasa el carrito de las bebidas (ya sòlo dan comida en los vuelos internacionales, y eso si la aerolìnea no es tan pichurria como Spirit, que cobra hasta el agua)se parece a los intermedios que habìa en el cine cuando era chiquita.

Susana dijo...

Esta tarde, viniendo de Bogotà, me sentè al frente de Pascual Gaviria en la sala de espera.

Tambièn me tocò al lado de èl en el busesito que lo lleva a uno hasta el avión y oí como por telèfono le decìa a alguien "hermosa, ya me voy a montar al avión".

No fui capaz de hablarle.

Jorge dijo...

En El Dorado, yo me encontré fue con Mandíbula y me tomé una foto con él. Muy querido el man. Yo le dije que era fan de Sábados Felices y se puso muy contento.

maggie mae dijo...

qué buena descripción de las personas, me gustó mucho.
a mí también me gusta mucho montar en avión, y no me da pena ni pereza preguntar, como a lalu.
una cosa charra que me pasó cuando todavía daban comida en los aviones fue un chorizo con papa chorriada en un vuelo a bogotá en aerorepública. No se imaginan cómo olía ese avión cuando la gente empezó a abrir esas cajitas.

Jorge dijo...

Margarita, qué curioso eso del chorizo y la papa chorriada. El encargado de ese menú seguro quiso impregnar con un toque personal el ambiente primordialmente institucional que se vive en el vuelo.

Yo me quedé pensando en eso que dijo Taranto. Quedarse en la casa es mejor, yo también creo que viajar es una especie de castigo, uno se somete a procedimientos muy incómodos para llegar a otro lugar que casi nunca logra satisfacerlo.

Desde hace tiempo yo me he imaginado viajando a lugares muy lejanos, pero esa necesidad de movilizarme se fue extinguiendo poco a poco creo que gracias a la lectura.

Cuando viajo a mi no me gusta conocer otros lugares, lo que me gusta es estar lejos. Es muy raro hacer las cosas cotidianas en otra parte. Por ejemplo en Argentina es muy barato el desodorante pero los cortauñas son de mala calidad.

Olguet dijo...

Eso de los vuelos y los viajes es muy charro. Yo me acuerdo que hace años para mí eso era una "toda" una experiencia...ahora, perdió chiste. Lo que se tiene que hacer casi que todas las semanas, se vuelve tan cotidiano que pierde gracia. De lo único que me aseguro es que mi nombre esté bien escrito en el pasabordo, porque una vez me entregaron el de un man y él tenía el mío...casi que no me entregan mi equipaje. Reviso muy bien que en el equipaje de mano no lleve nada "de vidrio, metálico ni cortopunzante" porque me da verdadera putería que en el escaneo /raquetiada a la entrada de la sala de espera me quiten algo. Puede ser el encendedor, pero no me gusta que me quiten las cosas...un asunto de los duelos bobos de uno. Por eso la candela me la meto en los zapatos, por un ladito, pa' poder fumar al escondido si la espera se hace eterna cuando el aeropuerto "está cerrado por mal tiempo".

X. dijo...
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X. dijo...

Yo hace mucho no monto en avión. Creo que ya no sería capaz, me da mucho miedo la altura. Saludos. Genial el blog.

Jorge dijo...

Yo creo que el miedo tiene como niveles. Muchas veces en el edificio donde trabajo se suben señoras al ascensor y confiesan el miedo que les da subir hasta el piso 17. Incluso una le pidió un día al celador que la acompañara.

También muchas veces viajando en KIA he visto que se sube gente que se echa la bendición y se frunce en las curvas y a cada traquido de la suspensión. Así lo deben ver a uno en los aviones, muy tieso, muy incómodo con la altura.

S E B A S T I A N G O M E Z dijo...

Juanchito, yo conocí al hijo de Mandíbula, ese man monta skate y es calidoso. No es patrocinado, pero si es teso. Lo conocí en Bogotá y tengo una foto donde él aparece. Chimba de entrada!