Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





lunes, 23 de agosto de 2010

Ilder

La admiración por los deportistas escolares se fue diluyendo un día. Todos, cansados de aplaudir las jugadas maestras del baloncesto, nos fuimos alejando de la cancha, unos con la cara tras los libros, otros en moto acelerando frente a los que habían descubierto el placer del cigarrillo y se apilaban en una cafetería, compartiendo el vicio en una orgía del tabaco.

Por esos días surgió Ilder. Había llegado cuatro años atrás, con el acento del pueblo, voz chillona, gemidos como de perrito soñando. Era más alto que el promedio y un poco mayor, púber tonto entre los niños. Llegó con su hermano, casi cogidos de la mano, los dos estrenando uniforme, temerosos de la fila de la cafetería, de las prohibiciones de la ciudad desconocidas en el campo.

Un día Ilder llenó el morral de papitas. Vendía muchas. Algunos le robaban pero Ilder los ajusticiaba con esa fuerza torpe que se adquiere en el azadón. Entre paquetes de papitas y cobranzas, Ilder se convirtió en el campeón de pulsos venciendo al Gato, invicto vitalicio.

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Sumisos, atendimos los inicios de su carrera religiosa. Empezó haciendo las lecturas en la misa. Alguien le dijo curita y con sus manos empuñadas y una mirada iluminada, resuelto, le recordó que su vocación le impedía romperle la nariz.

Ahora Ilder es misionero en Chiloé, una de las regiones más pobres del Sur de Chile y su hermano es militar.

***

Hace tan solo 100 años que fue 1.910 y de esa época tan cercana, tan familiar, ya no queda nadie. Tal vez un bebé ahora inútil y centenario. Ilder y su hermano son personajes delebles, personajes de esta época, cuyas vidas se unirán al chorro común de las otras vidas y dejarán un vacío permanente de siete décadas en la historia.

11 comentarios:

Martín Franco Vélez dijo...

Igual que todos nosotros cuando sea el 2110.

Juan Mauricio Peña dijo...

Lo recuerdo, a él y al hermano. Ilder les tocó a ustedes, a nosotros nos tocó el hermano, ¿no se llama Pablo? Tenían caras parecidas, pero Ilder era mucho más alto. Cómo es de extraña la memoria parce, ahora se puede pasar uno largos ratos recordando sin aburrirse demasiado, leyendo blogs, recordando, envejeciendo.

JuanDavidVelez dijo...

De acuerdo con el tomate turbio, los blos me traen recuerdos a la lata. El otro día en un blo me dijeron que de pronto yo "estaba atrapado en mi pasado", que expresion tan bacana para decirle a uno "tal vez vos sos una gueva y estas mal". Esa vez que me dijeron eso me pusieron a pensar, porque yo no quiero estar atrapado en mi pasado. Digo eso por el comentario del tomate turbio.

De la entrada (las ultimas entradas) de juanito, pues lo que pensé es en una frase que vivo diciendo a todo el que me pone atencion por mas de dos minutos.

La frase es de bajotierra.

"los días están adelante y seguirán algún día sin nosotros en ellos"

La voy a poner en ingles ademas, porque en ingles también es muy bacana y ellos la ponen en ingles y en español, supongo que para llegar a ambos mercados.

"the day ahead will be her even we are not".

Chimba de entrada como casi siempre juanito.

JuanDavidVelez dijo...

creo que es:

"the day ahead will be here even we are not".

Jorge dijo...

Pero a mi, por el contrario, Ilder y Pablo (Creo que sí se llamaba así), me parecían muy diferentes para ser hermanos. Lo que me parecía muy bacano entre ellos era que fueran hermanos y estuvieran en el mismo grado. Así hubo otros, cuando estábamos en tercero, que eran los Alvarado. Esos solo duraron como 2 años. Usted se acuerda, Peña? Claro que de esos uno estaba en tercero y creo que el otro en quinto. Los dos eran tremendos futbolistas, tanto que los equipos de cada uno de ellos quedaron campeones de banquitas en el 91.

Muy bacana esa frase de Bajotierra Juan David. Tremenda. Yo creo que a mi me va a dar duro morirme porque yo soy muy curioso. Se queda uno sin saber qué le van a dar en navidad o cómo va a quedar una doble calzada.

Olguet dijo...

La vida no es si no eso. Encontrar cosas y gente. Compartir cosas, tiempo y gente. Ser partícipe activo o pasivo de lo que pasa con las cosas y la gente.
Y así va pasando el tiempo.

A mi por el contrario no me importa la idea de morirme. Todo y nada hubo antes de mí, y exactamente lo mismo después de que no esté. Incluso los recuerdos en los que estaré involucrada no son míos, y no soy yo en ellos.
Es la imagen personal que cada quien tiene de mí.

Yo recuerdo del colegio a gente que ahora, no tengo la menor idea de qué estarán haciendo, y no me importa mucho tampoco. Me gusta es el recuerdo que dejaron en mí, que es sólo mío, de las cosas que hacían y que me divertían o me aburrían un montón.

Incluyendo los deportistas, los estudiosos, los problemáticos y los que me mostraron un pedazo del mundo. Incluyendo a una que aún hoy es muy importante para mí, que sigue siendo mi mejor amiga - aunque hayamos estado separadas mucho tiempo - y que fue con la que empecé y aún hago tiempos interminables de cigarrillo.

Anónimo dijo...

En tu vida hay personajes que no parecen del mundo real...o será la forma en la que los describes...me gustó mucho este :)

CARAPÁLIDA dijo...

Yo fui la que hizo el comentario pasado...no sé por qué salí como anónimo

Susana dijo...

Yo estoy con Olga, a mí tampoco me importa morirme.

Como crecí en una casa recontraopus, lo que me importa es irme a morir y que resulte que el infierno sí existe.

S E B A S T I A N G O M E Z dijo...

Yo tampoco le temo a la muerte.
Y si el infierno existe, yo me quiero ir para allá. A jugar cartas y tomar trago con los diablos y a abejorriar las diablas. Lo maluco del infierno es que hace mucho calor y no brisa, como Honda, Tolima.
(Por eso a veces creo que no me gustaría estar allá, pero es que el cielo...En el cielo todo el mundo es muy juicioso y que pereza)

Ángela Cuartas dijo...

Ve, pero en Honda al menos hay piscinas y río. Yo no sé, eso de irse eternamente para Melgar me dejó mal. Creo que Sebastián y su imagen fueron más efectivas, en dos segundos, que toda una vida de educación católica. Apenas termine este comentario me voy a poner a rezar.

A mí sí me da mucho pesar morirme. Pero mucho. Bacano morirse y que haya algo y uno no extrañar acá, del putas, pero ahora viva la idea de dejar el mundo sí me da pesar. Quiero vivir por ahí hasta los 80 años y ver a los hijos de esos jóvenes de hoy en día que parchan en el parque de los deseos en Medellín y se hacen peinados, a cuál más diferente y desafían la lógica de las feministas de pacotilla. Yo sé que para este tipo de curiosidad están los libros de historia y que ahí puedo ver la gente a cuál más rara, pero (por perezosa) prefiero ver los simios del futuro, entre otras especies.