Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





viernes, 19 de febrero de 2010

SER UNO MISMO

Ser uno mismo es el trillado estribillo que se transmite de aquellos que son ellos mismos a aquellos que, por imposibilidad evidente de ser otra cosa, también lo son. Y es que... ¿Cómo no ser uno mismo? ¿Es eso posible?

Muchas veces he tratado de ser otro. He tratado de explotar esa versatilidad que uno sabe presente para dejar de verme a mí mismo como esa aburrida imagen inmutable que desde siempre me ha seguido a todas partes; dar un cambio, dar la vuelta, algún giro que valga la pena... y sin embargo, incluso aproximándome a lo que más me aleja de mí, relajando los principios y dejando que aflore el intruso que me habita, haga lo que haga, la acción final siempre va a tener mis improntas. Queda siempre la evidencia de una personalidad tergiversada a propósito y un polvero de originalidad pretendida que me delata al instante.

No es que esté inconforme conmigo. Sólo me siento un poco como esas esposas que tras 30 años de matrimonio quieren llegar a la casa con algo nuevo que le dé un respiro a la relación. Intenté con un arito. La idea parecía brillante. El arito también. Extrañamente la joya nunca se integró con el resto de mi indumentaria y nunca me vi como Juanito con un arito sino como Juanito Y un arito. Era ridículo. Esa cosa parecía tener vida propia. Cuando me encontraba con gente siempre se concentraban en mi oreja. ¿Hace tiempo te lo pusiste? - Se te ve lindo, te luce mucho (risitas sarcásticas) No podía soportar ese tipo de preguntas. Era evidente: Andar de arito requería pelotas y yo no las tenía.

Descarté lo del arito. Vinieron los bluyines rotos, un interés intermitente por adoptar el reggae como estilo de vida, hablar de política para descrestar, fingir artimañas de seductor, darle vida a un personaje de Scorsese, tener modales pulcros ó mejor ser una basura, asumir un aire de indigencia, andar de chaqueta larga, ser matón o víctima, alcohólico ó abstemio, honorable e industrioso u ocioso hasta la rasquiña, y abandonar para siempre el poco vistoso camino del medio... Por suerte nada de eso funcionó. Nunca me sentí cómodo.
El problema surgió cuando ya tampoco me sentí cómodo siendo yo mismo. Me había abandonado por una temporada tan larga que ya no recordaba cómo tenía que actuar para ser YO MISMO, el original, el simple y puro que era antes.

Nunca lo logré.

Finalmente dejé de ser yo mismo. Abandoné también la idea de ser otro. Y descubrí que la forma más cómoda de combatir la amenaza que se cierne sobre uno como persona imperceptible es hacerse por completo invisible, allanarse al mundo y dejar de ser alguien.

Así ya me puedo poner el arito tranquilo.

6 comentarios:

JuanDavidVelez dijo...

Muy bacana la entrada.

maggie mae dijo...

jajaja, ¿cómo pudiste? yo no he podido, ni cuando he tenido que actuar para gustarle a un man, no me da, yo sólo doy para ser yo misma, y no me va mal, pa' que.
Con las reinas no funciona así, si les dicen, sé tu misma, se la cagan, fijo.

Jorge dijo...

Yo creo que entonces a mí me pasa igual que a las reinas...

Si pudiera ser yo mismo, si ninguna de mis decisiones se viera contrariada por el interés general, creo que nunca me levantaría de la cama...

Bueno, y si me levantara andaría por todas partes madreando policías, tocando nalgas y espantando niños, pero en cambio soy educado, condescendiente y desde el próximo viernes abogado...

Una vez me regalaron una camiseta que tiene un mensaje escrito por el revés. Cuando uno se la pone, el mensaje queda por la parte interior a la altura del pecho. Dice: Are you who you want to be?

Yo no sé bien... Tal vez me gustaría tener más barbita.

Susana dijo...

Hey, felicitaciones por el grado.

Yo ando a medio camino entre la resignaciòn y la patada de abogado. Trato de acordarme de còmo era ser pura y complicadamente yo, pero eso era antes de que me gustara tomar y viera discovery health en vez de leer algo chèvere

Susana dijo...

¿la patada es de ahogado y no de abogado, cierto?

Jorge dijo...

Lalu, yo creo que lo de patadas de abogado tiene sentido cuando uno se pone a pensar en todo lo que quisiera ser y no es por falta de esfuerzo y no de intenciòn... Algo como ser astronauta sin tener que estudiar matemàticas, ser anestesiòlogo sin tener que ser mèdico, ser rico sin tener que hacerse rico o la generalizada intenciòn de bajar de peso sin tener que hacer horas de ejercicio...

Entonces las patadas de ahogado, las puede dar un abogado que no pudo ser astronauta y cambiò el panoràmico de una nave espacial por la perorata de las señoras en las conciliaciones de alimentos...

Patadas de abogado... Eso es lo que uno da.