Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





lunes, 8 de febrero de 2010

El fin del principio

Hace ya 3 años que terminé materias en la universidad y nada que me gradúo. Desde entonces (diciembre de 2006) he tenido trabajitos ocasionales, he voltiado mucho y he jurado mil veces que estoy a punto de terminar la tesis. Mis hermanas me dicen que la gente ya no las saluda con el habitual ¿Cómo estás? sino que las interpelan con un molesto ¿qué está haciendo tu hermano?, y ellas, ahí en una zozobra incómoda con esas miradas que no se apartan y parecen insistir a ver, a ver, qué está haciendo tu hermano?, miran pa todos lados y no encontrando una salida menos descalificante, responden muertas de la pena : NADA.


La cosa ha llegado a tal extremo que ya me preguntan a mí directamente. ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás haciendo? A donde vaya... ¿Qué estás haciendo? Como si no se me notara que soy vago. ¿Qué más va a ser un man de bluyines anchos haciendo fila en un banco un martes por la tarde? VAGO ¿Qué más va a ser un man de 27 años acompañando a la abuelita a una cita médica? Vago, VAGO... ¿Qué más?

No hay que confundirse... Los vagos estamos clasificados en varias categorías. Yo, por ejemplo, hago favores, me afeito casi todos los días, chofereo y a veces hago el almuerzo. Hasta tengo un blog. Eso me convierte en un vago refulgente de carisma. No como esos vagos intransigentes que fuman marihuana casi en las narices de los papás, se dejan un greñero que no se lavan, reniegan todo el día y avientan la puerta cuando salen.

Hay otro tipo de vagos que miran el mundo con apatía, huelen a cerveza trasnochada, andan en esqueleto por toda la casa y rompen a pedos las poltronas heredadas de la abuela. Esos denigran de nosotros, los verdaderos vagos, y nos hacen quedar muy mal. Un vago de verdad es una persona respetable y SOBRE TODO no se junta con otros vagos. Como mucho, si un vago se encuentra con otro vago en la calle le levantará la ceja y seguirá su camino. En grupos, es indigno vagar.



Que quede claro pues que el vago no es parte de una tribu urbana y que siempre, sin excepción, debe ser individualmente considerado. Cuando se juntan, los vagos pierden paulatinamente su esencia y terminan tatuándose y convirtiéndose en hipsters o comunistas con carné y todo. Eructan sin vergüenza en los muros de los estanquillos, le piden plata prestada al señor de la tienda, despotrican de una novia que los dejó por vagos, y, en resumen, pierden esos modales encantadores y caseros del vago auténtico, del vaguito clásico e inofensivo.

Volviendo a mi caso, hay que decir que a lo largo de estos 3 años he sido un vago muy activo, lo que de cierta manera honra mi condición. Uno se imaginaría que la inactividad, así, a secas, consiste en dormir y rumiar ideas en el sofá. Pero no crea... Aparte de las filas, las clases de francés (eso sí que sirve pa disimular), las vueltas donde el mecánico, y los mandados que ya han alcanzado cobertura nacional, mi vida como vago o inactivo (Así prefiero que me llamen) es mucho más activa de lo que se imaginan quienes la juzgan. Y además de activa, es aventurera o reposada a elección de uno mismo. Es una vida que vale una fortuna. Pero me pagaron la fortuna que valía. Y la vendí. Y ahora me siento como si hubiera vendido. No sé. Como si hubiera vendido un regalo sin destaparlo.

21 comentarios:

CARAPÁLIDA dijo...

Yo no sé por qué sospecho que cuando me pregunten en la calle: "¿qué está haciendo tu hermano?"...voy a decir algo así como: Pues el se graduó hace seis meses...jajaja! eres un auténtico vago ;)

Jorge dijo...

Bueno... Pero un vago graduado es otra cosa, no?

Anónimo dijo...

O sea que la clave es afeitarse, no usar sisas, rodearse bien, aprender francés y tener un blog?

El dignovago (tribu urbana) a ti te sienta, eso sí me parece...

Anónimo dijo...

me gusta más dignóvago... suena más a la idea!!!

Jorge dijo...

Lo que pasa es que a simple vista, un dignóvago no se reconoce tan fácilmente como un geek, un emo o un enólogo. Un dignóvago (me gustó), es un camaleón que se desplaza con elegancia (o con torpeza... no importa) por la sociedad, sin levantar mucho polvo, sin notarse mucho, sin chicanear de sobra, esperando siempre no caer en las manos de un preguntón que le salga con el temido: Oiga... Y usted qué hace?

PABLO CUARTAS dijo...

Hombre Juanito,

Buena entrada como de costumbre. Es cierto, la vagancia tiene una dignidad que los productivos no conocen. Pienso en Bouvard y Pécuchet. Pienso en mí mismo, recién graduado de politólogo y respondiéndole a la gente:
-¿Y ahora que salió de la Universidad qué hace?
-Estudiar, por fin.

D'ailleurs, je t'encourage pour ton cours de français.

Jorge dijo...

jeje, por un momento pensé que se refería a Bouvard, a Alexis Bouvard, el astrónomo que descubrió Neptuno (No es que yo sepa mucho sobre astronomía sino que tengo colgado, al lado de mi cama, un almanaque que tiene datos sobre los planetas y demás astros). Como sea, yo creo que para descubrir un planeta uno también debe ser un poco holgazán.

Y ahí es que se conoce esa dignidad del vago que, como usted dice, los productivos no conocen. El vago tiene tiempo hasta de descubrir planetas y redactar leyes fundamentales de la física y además no se pierde paseos en febrero y en septiembre cuando todos los demás se desgañotan y se quiebran el lomo en horario 8a12 y 2a6.

Voy a buscar el libro, que no lo he leído y pues ahora que me voy a graduar (sí, sí, por fin!), y mientras consigo trabajo (o el trabajo me consigue a mí, porque mi dignidad sigue intacta), voy a tener tiempo de sobra para leerlo.

Hay otro libro muy bacano, de W. Somerset Maugham que ilustra perfectamente la faceta del vago contemplativo, y aunque esta clasificación no hace justicia al increíble personaje que se va por el camino difícil y se debate en luchas internas antes que definirse por la vida activa, lo recuerdo así... como una especie de vago contemplativo que al final encuentra la paz y logra evadir con inteligencia a los preguntones. El libro se llama El filo de la navaja.

Merci! ...

Anónimo dijo...

esa es tu barriga? :p

Jorge dijo...

Es igualita, no?

Anónimo dijo...

jajajaja negro este estuvo muy bueno, me identifico totalmente con lo escrito jejeje

Unknown dijo...

Es la historia de mi vida!!! No la pudiste describir mejor jajajaja, ahora entiendo porque no nos podemos ver casi, perderiamos nuestra esencia...... (odio esa pregunta como nada en mi vida)

Jorge dijo...

Susi, has notado que casi siempre nos encontramos en un centro comercial y ninguno de los dos lleva bolsas?.Yo creo que ese es otro síntoma del vago.

Esa pregunta la deberían prohibir en un manual de urbanidad.

maggie mae dijo...

cuando leí vago, pensé automáticamente en Ignatius Reilly, el de La conjura de los necios, pero el es cochinito y parece que vos no.
Yo también me demoré para graduarme y esa pregunta me daba mucha rabia y mi entonces marido me enloqueció apunta de cantaleta para que me graduara. hasta que lo hice, y me dediqué a algo completamente diferente a lo que estudié.
El año pasado que no tuve trabajo un buen tiempo fui dignóvaga. Ahora que tengo dos trabajos y estoy haciendo una maestría no extraño esas épocas.

Jorge dijo...

Pero es como raro ese afán de la gente porque uno se gradúe. De los papás es entendible porque uno comprende que hicieron una inversión y la necesidad de que uno se equipare con "Felipe, el hijo de Lucía que tiene tu edad y ya está terminando la segunda maestría", pero el esposo? los amigos? Sobre todo... Los amigos?

Es normal que los que están trabajando traten de venderle a uno esa idea de que ya son independientes cuando tienen un puto jefe todo el día detrás diciéndoles que son parches en la productividad...

Gracias por comentar.

maggie mae dijo...

Pues, no te lo digo como cantaleta, pero tener ese cartoncito, ayuda mucho, aunque no te dediqués a eso (en mi caso historia). A mi me sirvió para poder hacer un montón de cosas.
Supongo que la gente sólo quiere lo mejor pa' vos. ¿no?
mi mamá siempre me ponía el ejemplo de una tía que estudio como 10 años antropología y nunca se graduó, ahora tiene una vida miserable, y trabaja como secretaria (lleva por ahí un año), antes vendía cositas por ahí para poder vivir. Yo siempre he pensado que no quiero vender nada, vender cosas me parece el trabajo más horroroso del mundo: convencer a gente de que necesita cosas que no necesita.
La sola idea de terminar como ella ayudó muchísimo a acelerar el proceso. A mi sólo me faltaba terminar la tesis.
Bueno, pero ya casi te graduás. No vas a terminar como mi tía.

Jorge dijo...

Mira que en mi caso es todo lo contrario. El tío exitoso de la familia hizo los 10 semestres de Derecho, nunca se graduó pero con algo de inteligencia y algo de buena suerte fue solucionando ese problemita tan incómodo de la cuenta bancaria con el que a su vez se acallan además todos los "usted qué hace?".

Pero yo sé que los tiempos han cambiado. Ahora eso del diploma es más importante. Estoy de acuerdo en que vender cositas es una deshonra porque para uno que es mal vendedor el oficio se asemeja mucho a pedir limosna. A mí, igual que a ti, solo me faltaba terminar la tesis. Qué cosa tan maluca esa de la tesis! Yo sé que eso no es gran cosa, pero los trámites y la arrogancia de las secretarias, los directores de tesis y los investigadores le hacen pensar a uno que tal vez es mejor quedarse así... Sin graduar... Como el que decide no bautizar a los hijos para no aguantarse la misa.

maggie mae dijo...

la tesis es un parto (mi mamá siempre dice que un parto es como cagar, ella dice defecar, pero me suena muy cochino, un ladrillo). Yo casi que no puedo, y tuve un asesor horroroso, que se demoraba mil años leyendo 20 páginas, y que dos días antes de entregar me dijo que no, que eso no daba, y que no iba a poner su nombre en una cosa tan horrible. El director de la investigación metió la mano y le dijo, si no le gustaba nada, entonces por qué putas no dijo nada antes, ya esa tesis sale como está y no está mal, el que está mal es usted. Ja, y me gradué a los dos meses.
¿Será por eso que no nos bautizaron?

Jorge dijo...

Yo espero nunca tener que volver a hacer una tesis. Claro que "volver a hacer" es una mentira porque esta no la terminé... Al final opté por una judicatura en un juzgado de Medellín. La judicatura es una práctica jurídica que aunque es tanto o más deshonrosa que la tesis, uno solo necesita que pase el tiempo para cumplir los requisitos. Ir, firmar, coser expedientes y tomar tinto durante nueve meses y ya está!

A mí sí me bautizaron. Un 1 de Enero!

maggie mae dijo...

si yo hubiera tenido la oportunidad de hacer una especie de práctica, lo habría hecho sin pensármelo dos veces. Pero no, no tenemos opción.
Después hice una especialización y chan, trabajo de grado. y ahora, me va a tocar hacer otra.
Apenas estoy en el primer semestre, pero esta vez estoy muy muy entusiasmada, ojalá me dure hasta el final y el parto no sea tan doloroso y sea más fructífero.
Lo de la bautizada, home, lo único que me ha molestado es que mientras todos hacían primera comunión y recibían regalos yo no. Cuando llego la época de la confirmación, lo agradecí, capé todas esas clases y reuniones que hicieron en el colegio.
wait!! un 1 de enero?? No hubo fiesta el 31?

Jorge dijo...

Ahh, yo también capé confirmación sin necesidad de capar bautizo. Y el día de la primera comunión nos fuimos para el Nevado del Ruiz y vomité almuerzo, desayuno y hostia... Quién sabe si eso así sirva.

Yo creo que el problema no es tanto la tesis... Lo que pasa es que hay cosas que se prolongan tanto que a uno ya le da es como pena terminarlas.

Como cuando uno no lava los platos inmediatamente después del desayuno y se van quedando y quedando y quedando... Yo creo que así es con las tesis y con todo lo demás.

Susana dijo...

Yo terminè materias en 2007 y consultorio jurìdico en mayo de 2009. Tampoco me he graduado y la gente me tiene loca preguntàndome què voy a hacer.

Mientras tanto, disfruto la posibilidad de tener un horario que funciona al revès del de la mayorìa de la gente