Recuerdo cuando estaba en el colegio que el profesor decía que el Espíritu Santo no iba a llegar a resolvernos el examen de matemáticas. Yo pensaba que de pronto sí.
El exceso de preparación hace que la gente desprecie la suerte. Oportunidad y preparación, se lee como equivalente de la suerte en los libros de liderazgo; pero tanto la oportunidad como la preparación requieren esfuerzo y la suerte está precisamente reservada para provocar efectos inesperados y grandiosos sin que medie una causa, sin que medie un esfuerzo. La única causa de las cosas que provoca la suerte, es esa: la suerte.
Yo no podría decir que tengo buena suerte. No sé. Las cosas me salen bien pero a Carlos Slim le salen mejor. Lo que pasa es que dudo que Carlos Slim ponga las cosas en manos de la suerte. Yo sí. Y no me las estoy dando de valiente; al contrario. Si pongo las cosas en manos de la suerte es porque creo que si las hago yo no me salen tan bien, porque confío más en la vida (no en mi vida, sino en esa cosa que nos alberga a todos) que en mi mismo.
1 comentario:
El talento es pura suerte, ¿no? Abandonarle las cosas al talento, cuando hay mucho, no es tan aventurero, digo yo.
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