Una fracción de los hechos se pierde entre parpadeo y parpadeo





viernes, 9 de abril de 2010

Luz Marino

Me gano 2.030.000. Por las mañanas trabajo en la madriguera. Así la llamo. Por las tardes me llamo Luz Marino. El trámite para finalmente convertirme en abogado me tomó un poco más de tres años, tras los cuales me sobrevino la condición irrenunciable de profesional que además me obliga a conseguir un trabajo. En este caso son 2. Primero me enlisté en la madriguera. Allí me entrevistó el Doctor Fernando quien de inmediato me dio la impresión que he llegado a confirmar a lo largo de estos dos meses.

Para llegar a comprender esa impresión es necesario que primero describa la madriguera. En el piso 7, donde se encuentra la madriguera, trabajan 17 hombres y solo 2 mujeres. Una es fea y la otra es más o menos bonita. A la bonita se le murió el papá la semana pasada. La fea es muy amable y cuando me saluda parece aferrarse a la esperanza de encontrarse frente a la única persona joven de todo el edificio. Desde el primer día fue evidente que las cosas no andaban muy bien en la madriguera. Una nevera con puerta imitación de madera dejó de funcionar porque se rompió el ducto que transportaba alguno de esos gases muy tóxicos con los que funcionan las neveras viejas. El olor a gas todavía se siente dos meses después y parece impregnar de negligencia todos los actos de quienes trabajamos allí. Que somos 3.

En la madriguera, los trámites parecen arremolinarse. Los documentos se extravían, los términos se vencen, hay filas de reclamos cada mañana, el mensajero tiene mal aliento, las carpetas se trocan, suena el teléfono y nadie quiere contestar. El tapete es muy viejo y tiene restos de papitas fritas que se repartieron en una reunión política hace tres semanas. Esta mañana tres cuartos de la superficie de ese tapete viejo, que huele a 1.978, quedaron ensopados en agua cuando se rebosó el tanque del sanitario después de que Higuita el de los discos pasara por allí. El mensajero trapeaba, el Doctor Fernando buscaba irritado la causa del daño, se recogía la camisa, maldecía y reñía con el mensajero que no paraba de decir: fue después de que entró Higuita. Fue después de que entró Higuita.

El Doctor Fernando es el jefe de la madriguera. Es una de aquellas personas que más por inocencia congénita que por malas intenciones, se ha sumergido en el día a día sórdido que rige la costumbre banal de los trámites, los documentos y la nula innovación. Esta circunstancia le ha deformado el carácter hasta convertir su sonrisa original en una mueca espantosa que desemboca casi siempre en una carcajada de mal gusto. Todos sus modales son estridentes. Su habla es incomprensible. Es gacho y de cabeza plana como un pastor alemán. A veces se tira pedos. Los ojos son vidriosos y la nariz abultada y rojiza. Los reclamos lo han transformado en un personaje nervioso, agresivo, indolente... como un perro que no entiende por qué le golpean el hocico.

...

Por las tardes soy Luz Marino. Reemplazo a una asistente que estará incapacitada por un mes. Por su edad, supongo que le van a sacar el útero. En esta empresa hay un software interno. Todo es muy organizado. Funciona perfectamente. Este software permite el envío de comunicaciones entre todas las dependencias. Como la creación de un nuevo usuario supone un cierto trámite, me asignaron el usuario de Luz Marina. Para todos aquí me llamo Luz Marina. Pero yo creo que es mejor Luz Marino.

6 comentarios:

Natalia. dijo...

Que cosas las que nos suceden el un día normal, no? Por lo menos ya tienes a Miss nalgotas para darle un poquito más de diversidad a tu día :)

Ana María Mesa Villegas dijo...

Hay que agradecer que no les queda tiempo de andar por ahí leyendo blogs!

Jorge dijo...

Pero es que hay días normales que son más raros que el día del Apocalipsis...

Nada raro que resulten metidos en este blog y me tiren desde el séptimo piso o me acusen de haber dañado el sanitario.

Susana dijo...

La historia de la nevera se parece a una de La silla vacía. Se estaban intoxicando por un gas de una nevera vieja también.

Parece que tu trabajo de por la mañana fuera en una de esas oficinas de abogados con muchos amigos concejales.

Jorge dijo...

Esta nevera tiene las patas (tiene patas) oxidadas. Hoy una de las patas no resistió más el peso de la nevera que se tambaleó y con uno de los bordes cortó el enchufe de mi computador. Mañana hay que buscar el cable del computador, una bomba nueva para el sanitario y una pata nueva para la nevera.

Estás en lo cierto, Lalu... No falta un concejal o un diputado los viernes por la tarde. El viernes pasado también fue un ex-jugador del Medellín que tiene como 80 años.

juankvillegas dijo...

Muy chévere